Los
suelos ideales para el cultivo de arroz son aquellos con textura arcillosa,
arcillo arenosa o arcillo limosa, de topografía muy plana si se va a sembrar
anegado, o con una ligera pendiente en caso de sembrarse en secano.
Es
recomendable evitar la acidez excesiva (pH menor o igual a 4,5) y la
alcalinidad elevada (pH mayor o igual a 8). El pH óptimo para el cultivo se
encuentra entre 5,5 y 6,5.
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